Los desarrolladores españoles reclaman más ayudas al Estado

Consideran que el Gobierno de España debería de ayudarles con mejores ventajas fiscales como ya ocurren en otros países para poder competir en igualdad.

España se está destapando como cuna de creación de grandes títulos en los diferentes dispositivos móviles. Sí, no cuentan con grandes campañas de marketing ni tampoco con un nombre en la industria desde hace más de 20 años, pero crean juegos divertidos para el jugador.

Hace pocos días os traíamos una noticia sobre los números que los videojuegos mueven en nuestro país, hemos sido el cuarto mercado europeo en este sector teniendo unas ventas de nada más y nada menos que de 1.163 millones de Euros lo que supone una nueva subida en ventas en España. Pero esta cifra hay que cogerla con mucho cuidado ya que aunque es una cifra de ventas muy buena no hay que obviar un dato importante, la mayoría de los videojuegos que se consumen en España son de producción extranjera, algo que podemos ver en todas las listas de ventas que salen cada cierto tiempo y en donde el top 10 suelen ser juegos extranjeros.

El problema de los estudios españoles es claro, en cuestiones económicas frente a estudios de otros países no pueden competir en igualdad de condiciones lo que causa que muchas compañías tengan problemas a la hora de comenzar sus proyectos. Para que os hagáis una idea crear un juego para móviles tiene un coste que va aproximadamente entre los 50.000€ hasta el millón de euros, y esto es un juego móvil por lo que si hablamos de un juego para consolas el precio es bastante superior lo que hace que muchas compañías duren en el sector de 2 a 5 años debido a esto.

Es por ello que se pide desde muchas asociaciones de desarrolladores de nuestro país de este sector que el Gobierno tome medidas al respecto y puedan equiparar las ventajas fiscales respecto a otros países. Por ejemplo en Francia o Reino Unido las empresas reciben de vuelta en beneficios fiscales un 20% de lo que se ha invertido en dicho videojuego y esto en nuestro continente ya que si nos vamos a Canadá por ejemplo ese porcentaje sube hasta el 45% lo que hace posible una mayor competitividad en el desarrollo.