¿Qué hace tan especial a Skyrim? Un repaso por la historia de The Elder Scrolls

15 septiembre 2016 0 Por Guillem Sanchis

Es muy probable que hayáis oído hablar de The Elder Scrolls V: Skyrim. El galardonado juego cuenta con millones de seguidores, ha sido elogiado por la crítica y aceptado con entusiasmo por una comunidad que permanece activa. Y este año su versión actualizada llegará a Xbox One, PlayStation 4 y PC el 28 de octubre. The Elder Scrolls V: Skyrim Special Edition cuenta con gráficos completamente renovados e incluye tres complementos oficiales: Dawnguard, Hearthfire y Dragonborn.

Es todo un acontecimiento, pero para entender por qué es tan importante, tenemos que fijarnos en el origen de Skyrim.

El primer The Elder Scrolls

Corría el año 1994. La Liga se decidía en el fatídico penalti de Djukic; Arafat, Rabin y Peres ganaban el Nobel de la Paz e Induráin ganaba su cuarto Tour consecutivo. Justin Bieber nacía y Kurt Cobain moría. Y un modesto desarrollador llamado Bethesda Softworks estaba a punto de hacer historia en el mundo de los juegos.

Cuando The Elder Scrolls: Arena salió a la venta, la crítica no tenía muy claro qué opinar al respecto. El mundo de los juegos de rol tendía a la acción, lo que frustraba a los aficionados a los RPG más pausados. Y llegó un juego que, a primera vista, parecía ofrecer el mismo nivel de acción que los demás, con un complejo sistema de combate en tiempo real, pero que también rebosaba contenidos, contenía un mundo gigantesco con más de 60 grandes ciudades y no ponía ningún límite a los desplazamientos de los jugadores.

Los aficionados se volcaron con Arena como locos y convirtieron el juego en un auténtico éxito de culto. Dos años después, esos mismos seguidores perdieron la cabeza aún más con The Elder Scrolls II: Daggerfall. Daggerfall se caracterizaba por contar con un sistema de combate más complejo, una trama más profunda y un impresionante reparto de enemigos, pero su principal baza era el tamaño, ya que el mundo rozaba la extensión de Gran Bretaña. A continuación, llegó The Elder Scrolls III: Morrowind, que ofrecía una experiencia más elaborada (aunque en un mundo más limitado). El juego recibió alabanzas casi unánimes por su acertada combinación de extensión y detalle, y por equilibrar su argumento sustancioso con la libertad que ofrecía a los jugadores.

Pero estos tres lanzamientos solo fueron las primeras piedrecitas que anunciaban la avalancha. En plena tormenta perfecta de avances tecnológicos y explosión demográfica de jugadores, llegó 2006 con el lanzamiento de The Elder Scrolls IV: Oblivion.

Decir que Oblivion fue “popular” es quedarse extremadamente corto. El juego recibió tantos elogios por parte de la crítica que se convirtió en una sensación casi al instante. A finales de ese año, Oblivion era el primer título del estudio que lograba el galardón al Juego del año por consenso y no tardó en colarse en muchas listas de los mejores juegos de la historia gracias a sus espectaculares entornos, a la libertad que ofrecía a los jugadores y a una trama en la que se salvaban mundos y se recorrían distintas dimensiones.

En otras palabras, estaba complicadísimo ofrecer una continuación a la altura de Oblivion.

Dragonborn en el momento adecuado

En 2011, casi todo el mundo sabía de la existencia de The Elder Scrolls. Las expectativas por la continuación de Oblivion estaban por las nubes y había millones de nuevos fans a la espera del capítulo siguiente. Costaba pensar que The Elder Scrolls V: Skyrim estuviera a la altura.

Pero lo logró sobradamente. En primer lugar, estaba la trama: si en los The Elder Scrolls anteriores el jugador se dedicaba a ayudar a personajes poderosos, en Skyrim el poderoso era el protagonista, el último Dovahkiin, el héroe anunciado en una profecía, nacido con el cuerpo de un mortal y el alma de un dragón, cuyo destino era salvar el Imperio. Mientras desarrollaba esos poderes, el jugador cazaba dragones, detenía una guerra civil, revitalizaba un par de antiguas órdenes y visitaba el más allá. (Y esto solo en la trama principal). Esta historia épica hace que los jugadores recorran toda la región, pero consigue transmitir sensaciones poderosas y personales.

Y luego está el mundo del juego. Tras abandonar los bosques, praderas y costas del Cyrodiil de Oblivion, Skyrim tiene lugar en la imponente provincia septentrional que lleva su nombre, sembrada de inmisericordes cumbres y coronada de hielo y nieve. Aun así, pese al duro entorno, el juego asombra por la variedad visual que ofrecen sus reductos verdes, las lúgubres ruinas y la extensa belleza subterránea de Límite Sombrío. Aunque fuera menor que Cyrodiil (y, por supuesto, notablemente menor que Daggerfall), Skyrim está tan repleto de elementos por descubrir que parece mucho más extenso.

Mejor aún, el mundo está poblado por personajes y criaturas que van a lo suyo, viven su vida y persiguen sus propios objetivos. Los lobos cazan ciervos, los gigantes pastorean mamuts, los vampiros emboscan a los bandidos… Es posible participar en los encuentros o ignorarlos, pero siempre dan la sensación de que habitas un mundo vivo, de que los acontecimientos tienen lugar independientemente de que haya testigos.

Por supuesto, si el jugador decide participar en estas actividades, descubrirá un sistema de combate evolucionado a partir del de Oblivion. Como es posible blandir dos objetos completamente diferentes a la vez (siempre que no sean armas a dos manos, claro), el combate es más variado y orgánico. Se puede esgrimir una espada letal con una mano y lanzar un hechizo de bola de fuego con la otra, cambiando de armas según lo requiera la situación. E independientemente de lo que lleve, el jugador también cuenta con el poder de la voz. Los gritos que puede proferir como Sangre de Dragón añaden un tercer método de ataque o defensa.

Para los más pacifistas, Skyrim también elevó el listón en lo referido a la artesanía. En lugar de limitarse a reparar objetos, el jugador puede crear armaduras, armas, joyas, pociones e incluso alimentos a partir de las materias primas más básicas. Más de uno ha pasado la tarde dándoles la espalda a los problemas de Tamriel para finalizar una armadura de hueso de dragón.

Y esto solo en el juego básico. Sus tres expansiones añadieron posibilidades al juego, además de objetos, personajes y misiones. Dawnguard trajo al mundo dos nuevas facciones, además de la posibilidad de transformarse en señor de los vampiros. Hearthfire introdujo la posibilidad de construir y personalizar un hogar. Y Dragonborn llegó con la opción de domar y montar dragones. (Como ya se ha mencionado, todas las expansiones de Skyrim se incluirán en la Special Edition; de hecho, si las habéis comprado todas en Steam, obtendréis la Special Edition gratuitamente).

Más allá del mar de los Fantasmas

¿Y cuál fue la acogida? Primero llegaron las críticas, mejores que las de Oblivion en casi todos los medios. Luego, los galardones: ganó más de 200 premios al Juego del año y varias publicaciones lo consideran el mejor juego de todos los tiempos. Y luego llegaron las ventas: en un comunicado de prensa de 2014, Bethesda mencionó de pasada que Skyrim había vendido más de 20 millones de ejemplares… ¡y eso fue hace dos años!

El interés constante en Skyrim lo ha ayudado a trascender la industria del videojuego y llegar al mundo de la cultura pop de distintas formas. El juego ha sido mencionado en series como South Park, Futurama y NCIS; apareció en las primeras entregas del espacio Clueless Gamer del programa de Conan O’Brien; de su tema musical han hecho versiones intérpretes de todo el mundo; y, por supuesto, “Fus Ro Dah” y “flechazo en la rodilla” han cobrado vida propia como memes de Internet. (Por no mencionar los homenajes en otros juegos tan variopintos como World of Warcraft, League of Legends y Borderlands 2).

Así que sí, Skyrim sigue siendo un acontecimiento. Por eso vuelve cinco años después de su lanzamiento. Los jugadores de consola podrán disfrutar de esta gran aventura en los sistemas más modernos, y todo el mundo (incluso los jugadores de PC) se beneficiará de los gráficos renovados y de sus contundentes complementos. (Los jugadores de PC también disfrutarán de Skyrim en 64 bits). Para algunos, Skyrim Special Edition será su primer viaje a este mundo épico, mientras que otros volverán a un territorio familiar. Ya sean novatos o veteranos curtidos, no vivirán dos aventuras iguales. Esa es una parte importante del atractivo de los juegos de The Elder Scrolls. Y en gran medida por eso Skyrim, media década después, sigue siendo tan importante.

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