Análisis | God of War: Ragnarok

Análisis | God of War: Ragnarok

3 noviembre 2022 1 Por Guillem Sanchis

Los fanáticos de la franquicia God of War marcarán en su calendario el 9 de noviembre como una fecha inolvidable, una fecha para celebrar la llegada de una de las óperas magnas de PlayStation, Ragnarok aterriza con la intención de mejorar la fórmula del reboot de 2018, una entrega que mantiene su personalidad pero que va más allá en lo narrativo y visual. 

Ficha Técnica
  • Título: God of War: Ragnarok
  • Desarrollador: Santa Monica Studios
  • Editora: Sony
  • Número de Jugadores: 1
  • Plataformas: PS5 y PS4
  • PEGI: +18
  • Fecha de salida: 9 de noviembre de 2022
  • Idioma: Completamente doblado al castellano
  • Género: Acción y Aventura

God of War: Ragnarok se convirtió en uno de los juegos más esperados por los seguidores de la saga desde que Sony Santa Monica nos sorprendiera allá por el 2018 con el lanzamiento del reinicio de God of War. Una increíble aventura que fue considerada por muchos como uno de los mejores títulos que se ha hecho nunca y es que no es para menos, el estudio logró reescribir la fórmula jugable de lo que hasta la fecha había sido la seña de identidad de la serie y transformarla en algo totalmente distinto. Una apuesta arriesgada que consiguió convencer a propios y extraños, gracias no sólo a su nuevo sistema de combate, sino a la profundidad de los personajes, la evolución de su trama y un apartado técnico (tanto gráfico como sonoro) que llevó la consola PS4 hasta su límite. Ahora, tenemos la oportunidad de continuar ese épico viaje donde lo dejamos en el anterior, acompañando a Atreus y Kratos en su lucha en el Ragnarok, en una entrega que llega plagada de novedades pero que mantiene mucho de lo bueno que nos dejo su predecesor. 

Que God of War: Ragnarok es una entrega continuista es una obviedad, ya lo hemos visto a lo largo de los vídeos e imágenes compartidos desde su anuncio. Desde el ángulo de la cámara, los controles o la importancia que se da al desarrollo de los personajes y la narrativa, todo mantiene el estilo que ya vimos en 2018, su ADN es el mismo. No obstante, Santa Monica Studio ha seguido potenciando las virtudes de este reboot concediendo mucho más peso a los diálogos y su transición hacia los combates, que ganan en movilidad y verticalidad. Además Atreus, el hijo de Kratos, tendrá un papel crucial en esta aventura por lo que si te atrapó la historia del primero, este punto y final a la odisea nórdica, te conquistará de principio a final. 

Historia

Podríamos decir que el juego que disfrutamos en 2018 a nivel de historia era una puesta en escena o una preparación para lo que se nos venía encima. Sony Santa Mónica nos introdujo pequeños retazos de lo que estaba por llegar, la Serpiente del Mundo, Thor, los gigantes, Freya, Baldur, Mimir y otras deidades que pudimos ir conociendo a nivel de introducción. Esta primera aventura se concedió varias licencias alrededor de la mitología nórdica, aunque mantuvo historias intactas como el odio entre Jörmundgander y Thor o el miedo al futuro, es decir, al inevitable Ragnarok. Durante toda la trama, el Ragnarok fue mencionado multitud de veces, al igual que Odín o Thor, pero hasta el final del juego no supimos que Atreus (ahora ya Loki) y Kratos iban a tener un papel fundamental en la caída de este reino. 

God of War: Ragnarok es sin duda el clímax de esta nueva serie, el estudio ha sabido recrear a la perfección un Ragnarok absolutamente brillante, con un argumento frenético que te cautiva desde su inicio consiguiendo captar la atención del jugador en todo el momento. Con su objetivo ya claro, Kratos y Atreus tienen la misión de recorrer los 9 reinos de la mitología nórdica para conseguir información acerca del Ragnarok y descubrir cuál será su papel en él, al mismo tiempo que intentan hallar una forma de cumplir su cometido evitando cualquier daño, mientras Atreus quiere salvar a su padre de su funesto destino, Kratos quiere proteger a su hijo, lo que derivará en momentos de tensión y riñas familiares. 

Y es que el desarrollo de los personajes es una parte fundamental de la historia de este God of War, no sólo Kratos mantiene su progresión hacia la redención que ya vimos en el anterior título, donde intentaba alejarse de aquel monstruoso asesino del pasado y convertirse en buen padre, sino que ahora Atreus ha crecido y mientras forja su personalidad tomará decisiones que no sólo afectarán a la relación con su padre, sino al destino de todo el reino. Dos protagonistas para un juego más emocional que nunca en el que también los personajes secundarios tienen sus propias subtramas y desarrollo propio, sumergiendo al jugador en una serie de tramas argumentales que les permitirá congeniar con muchos de ellos. 

Tantos los héroes como los villanos ofrecen algo a la trama, es decir, no sólo empatizarás con Kratos, Freya, Sindri o Atreus, sino que incluso enemigos como Thor tienen un crecimiento personal dentro de la historia del juego. Sony Santa Monica ha sabido hilar todas y cada una de las tramas para conformar un argumento sólido, maduro, con multitud de giros y dejando atrás los personajes vacíos y sin trasfondo. En su computo global, God of War: Ragnarok vuelve a dejarnos una aventura absolutamente inolvidable de principio a final. 

Jugabilidad

God of War: Ragnarok nos presenta un impresionante «mundo semiabierto» conformado por un total de 9 reinos. Si su precuela nos permitía acceder a la mitad de reinos (ya que varios estaban bloqueados) y la mayoría eran lineales con la excepción de la amplia zona de Midgard (donde se reunían la mayoría de eventos y misiones secundarias), en esta entrega el estudio ha desarrollado lo que equivaldría a 5 o 6 Midgard. Es decir, nos encontramos ante un juego muy superior en extensión que el anterior, ya que cada reino presenta su propio “mundo semiabierto” para que el jugador explore, complete misiones secundarias, encuentre coleccionables, etc. además, cada nivel incluye su propia flora, fauna y enemigos característicos. Cada reino tiene una belleza increíble y podemos explorar a nuestra voluntad todos ellos conforme vayamos desbloqueándolos a lo largo de la historia. Tras visitarlos por primera vez, permanecerán abiertos para que viajemos hasta ellos en cualquier momento, siempre y cuando no estemos en algún momento crítico o importante de la trama. Obviamente hay reinos que ya conocemos por que los vistamos en el juego anterior, sin embargo, han sufrido cambios y modificaciones y se han añadido nuevas áreas inéditas hasta el momento.

Por lo que se refiere a su jugabilidad, God of War: Ragnarok mantiene el sistema de combate que ya vimos en su precuela, pero ha evolucionado tanto en movilidad como en verticalidad. Mientras que en 2018 Kratos luchaba en el suelo y para eliminar enemigos que nos atacaban desde una zona elevada debíamos lanzar el Hacha Leviatán o matarlos con las flechas de Atreus, ahora nuestro protagonista puede escalar muros, balancearse hacia zonas elevadas o saltar en un desnivel con un poderoso golpe que causará verdaderos destrozos en los enemigos. Por tanto ya no nos enfrentamos en un único plano, los combates se disputan en varias alturas con el dinamismo (ya que esto puede usarse tanto para atacar como para defender) que supone introducir este sistema de plataformas a la lucha.

Al contrario que en su antecesor, Kratos comienza prácticamente desde el inicio de la aventura disponiendo de sus dos principales armas, el Hacha de Leviatán y las Espadas del Caos. Cada una aporta un estilo diferente al combate de nuestro querido espartano, una más centrada en el daño y el cuerpo a cuerpo y la otra por los enfrentamientos más frenéticos y a media distancia. Sin embargo, ambas armas conservan el mismo set de movimientos que ya vimos en el God of War de 2018, por lo que en este sentido no aportan nada nuevo, con un botón para ataques normales, otro pesados y el ataque a distancia. Lo mismo ocurre con el escudo, que nos sirve para protegernos de los ataques o hacer parrys, aunque si hay que destacar que el sistema del contraataque por Parry se ha mejorado notablemente. Los enemigos también disponen de golpes normales, golpes pesados y golpes inbloqueables, los diferenciaremos por una animación visual de la pantalla, ya que aparecerá un indicador en rojo para los inbloqueables (que tendremos que esquivar si o si) y uno en amarillo para los pesados. El parry cobra vital importancia en estos últimos, ya que si los bloqueamos directamente, el enemigo nos romperá la guardia y nos asestará un golpe, sin embargo, si conseguimos conectar un buen parry, conectaremos un contraataque que infringirá mucho daño a los enemigos. 

Otra interesante novedad en el combate es que ahora Kratos cuenta con el llamado Permafrost (para el hacha) o Inmolación (para las espadas del caos), un medidor de golpes de arma sin sufrir daño que al alcanzar su máximo permite desatar por un breve periodo de tiempo un aumento de daño tanto en el hacha como en las espadas. Muy útil para acabar con los enemigos en pocos golpes, al igual que la Ira Espartana, que también mantiene su mecánica con su típica barra que aumenta en el combate y que podemos desatar en cualquier momento, pero con una importante diferencia, ahora tenemos la opción de modificar su uso entre 3 variantes. En primer lugar tenemos la tradicional (llamada Furia) que golpeamos sin parar a los enemigos mientras nos vamos curando poco a poco hasta que consumimos la ira o bien la desactivamos. En segundo encontramos la llamada Cólera, con la que Kratos consume una porción de la Ira para ejecutar un único y devastador golpe (esta variante no nos concede curación) y por último, la llamada Valor, con la que nuestro espartano utiliza una porción de la ira para curarse, muy útil contra jefes o enemigos duros. Cada una de ellas se puede potenciar y mejorar a lo largo de la aventura. 

Hablando de mejoras, como ya recordaréis, en el juego anterior Santa Monica Studio incluyó un árbol de habilidades para las armas de Kratos que nos permitían desbloquear combos y mejorar las habilidades del Hacha Leviatán o las Espadas del Caos con la experiencia obtenida al derrotar enemigos o completar tanto misiones principales como secundarias. Pues bien, en God of War: Ragnarok este sistema también se ha mantenido pero se ha incluido una interesante novedad, ahora cuanto más usemos un movimiento o un ataque que hayamos desbloqueado, aumentaremos el rango del arma (dividido en Bronce, Plata y Oro) y cuando lleguemos al máximo podremos potenciar dicho movimiento con 3 opciones distintas, desde aumentar su daño a por ejemplo aumentar el nivel de congelamiento o quemadura. 

Otro detalle trascendental en esta entrega es la variedad de estados afligidos que podemos tener, los ataques de los enemigos no sólo nos pueden congelar o quemar, sino que también nos pueden envenenar o “bifrostear”. Mientras la congelación nos ralentiza y la quemadura y el veneno nos bajan la vida rápidamente, en esta ocasión Santa Monica ha querido ampliar el dinamismo del combate añadiendo un elemento llamado Bifrost, que genera daño morado extra en nuestra barra de vida y si nos golpean, nos drenarán toda la vida marcada por él. Pero no os preocupéis, ya que Kratos también puede infringir estos estados en los enemigos con sus armas y habilidades. 

Pero no sólo Kratos ha experimentado algunos cambios en el combate, Atreus también aporta mejoras tanto en su inteligencia artificial a la hora de luchar contra los enemigos, como en su árbol de habilidades. Como ocurría con su predecesor, podremos indicar a Atreus cuando disparar flechas a los enemigos, pero además de las flechas normales, ahora nuestro hijo dispondrá de flechas rúnicas potenciadas que también infringen estados en los enemigos, como las flechas sónicas. Además si combinamos algunos ataques con las armas de ambos personajes causaremos todavía más daño a los enemigos. Pero no será el único acompañante que tendremos, ya que por primera vez, Kratos recibirá la ayuda de otros personajes que al igual que Atreus podremos utilizar para que nos ayuden con objetos arrojadizos e incluso mejorar sus habilidades a lo largo de nuestros viajes. No obstante, no podremos elegir que acompañante llevamos, ya que todo depende del momento de la historia o el reino en el que nos encontremos. 

La variedad de enemigos también se ha mejorado y potenciado en esta entrega. Como ya hemos comentado anteriormente, cada reino dispone de sus propios enemigos, repartidos en zonas concretas del nivel que aparecen con un sistema que se asemeja a las típicas oleadas. La inteligencia artificial de los enemigos es superior al título de 2018, además en las dificultades más altas puede representar un desafío tan grande como la saga Souls ya que de dos golpes o incluso de uno podemos morir. Nos atacan desde varios ángulos, con ataques a distancia y cuerpo a cuerpo, realizando emboscadas y aprovechando al máximo sus habilidades y el terreno. Sin embargo, una vez conozcamos el set de movimientos de cada enemigo, será más asequible acabar con ellos. 

Algunos enemigos además de darnos experiencia también sueltan amuletos, reliquias o runas para nuestras armas. Ya que como vimos en God of War, tenemos la opción de incluir dos runas en cada arma para ejecutar dos tipos de ataques rúnicos que también podemos mejorar para que hagan más daño, aumenten su aturdimiento o los estados que infringen. No obstante, God of War: Ragnarok permite al jugador construir una build al más puro estilo RPG, ya que podremos fabricar sets de equipos que potencien nuestro ataque basando por ejemplo en la vitalidad o el poder rúnico de nuestras armas. Existen sets completos de armadura de un mismo tipo que nos permiten obtener bonificaciones muy grandes si nos lo equipamos al completo. Un factor que también influye enormemente en las dificultades más altas, ya que cualquier ventaja marcará la diferencia en los combates de este nivel. Obviamente los herreros Brok y Sindri jugarán un papel fundamental en la mejora de nuestro equipo, ya que nos ayudarán a crear nuevas piezas, mejorar las que tenemos y potenciar nuestras armas con los objetos que vayamos consiguiendo. 

Otro de los aspectos en los que Santa Monica ha trabajado más para esta entrega ha sido sin duda los puzles. En esta entrega los rompecabezas son mucho más ingeniosos y variados. Aunque no son excesivamente complejos en general, algunos de ellos nos harán exprimir nuestro intelecto llegando a representar un verdadero desafío, ya que en la mayoría no tendremos pistas y seremos nosotros los que tengamos que ir probando con nuestras armas, objetos de escenario o ayudantes (e incluso la combinación de las tres) para superar el puzle y seguir avanzando o llegar a un cofre oculto o a una zona bloqueada. 

Las misiones juegan un papel fundamental en la aventura, God of War: Ragnarok no sólo vive de su trama principal, ya que incluso las misiones secundarias o los coleccionables, amplían o profundizan en la historia que nos rodea. Todo está conectado, nuestras aventuras por cada reino nos permitirán conocer más sobre el argumento del juego o incluso conocer los temores o anhelos de nuestros amigos. La estructura de las misiones secundarias es prácticamente igual que lo que vimos en el anterior juego, algunas vienen directamente de los personajes secundarios que nos encontramos, otras son simples espíritus que siguen aferrados al reino y necesitan cumplir su objetivo para descansar en paz en el Valhalla, y otras son recados o coleccionables como encontrar los cuervos de Odín, enfrentarse a 12 Berserkers o encontrar Ciervos e incluso vuelve El Crisol a Muspelheim. Sin embargo, en cada reino existen varias misiones secundarias que están mucho mejor estructuradas y que aportan casi tanto como algunas principales, con un estilo y diseño profundo y que ayuda en la progresión de los protagonistas, e incluso incluyen su propio boss final, algunos verdaderamente épicos. 

Por último, destacar que uno de los principales defectos más criticados del God of War de 2018 ha sido completamente subsanado en esta entrega: los jefes finales. En God of War Ragnarok, el jugador experimentará toda una serie de impresionantes combates contra diferentes y colosales enemigos repartidos a lo largo de las casi 30 horas de juego (para la historia principal) o más de 50 si completamos las secundarias. Porque en esta ocasión no sólo tendremos increíbles enfrentamientos contra jefes en la trama, sino que fuera de ella también nos encontraremos épicos combates. Batallas de infarto que nos pondrán la piel de gallina con cinemáticas absolutamente espectaculares e increíbles transiciones que nos harán preguntarnos que es jugable y que es cinemática. Los bosses siempre cuentan con varias fases (al menos los más importantes de la historia) y en cada una el enemigo irá aumentando su poder y variando su set de movimientos, lo que nos permitirá vivir peleas variadas, divertidas a la par que legendarias. 

Gráficos y Sonido

Por lo que respecta a su apartado audiovisual, God of War: Ragnarok ha perfecionado todo lo que vimos en su predecesor, ofreciéndonos un nivel artístico y técnico sublime, sin ningún tipo de fisura. Desde el primer momento vuelve a lucir de una manera sorprendente, tanto el diseño de los personajes, enemigos y jefes finales, su modelado, las animaciones e incluso el cuidado de mínimos detalles en la ropa o en la piel, hacen de esta entrega un juego totalmente realista. De igual forma ocurre con la destrucción de los escenarios, efectos especiales, el combate o los espectaculares QTE, con una transición entre cinemática y jugabilidad inexistente. No importa si hay pocos o muchos enemigos en pantalla, el juego rinde fantásticamente tanto en PS4 (1080p, 30fps) como en PS5 (4K, 60fps), además el jugador tiene la opción de elegir entre diferentes modos, optando por calidad de imagen, rendimiento o fps. 

Pero sin lugar a dudas, el aspecto más cuidado y donde Sony Santa Monica Studio ha dando rienda suelta a la potencia del motor gráfico ha sido en la creación de los diferentes reinos que conforman el mundo de God of War: Ragnarok. La perfección artística de lugares como Svartalfheim, Vanaheim, Alfhein, Nilfheim o incluso la propia Midgard es absolutamente extraordinaria. Cada reino tiene su propia flora y fauna, y la mayoría de ellos (a excepción de Muspelheim o Hellheim) cuenta con una extensión de terreno igual e incluso muy superior a la de Midgard. La iluminación, el contraste de colores, la distancia de dibujado o los elementos y estructuras que nos rodean construyen un escenario genuino, dándole viveza y entidad propia a cada uno de los reinos. Viajaremos por localizaciones más abiertas en exteriores, bosques, montañas, lagos, etc. o por lugares subterráneos, ya sea cuevas, mazmorras, e incluso el mismo subsuelo. Todo ello construido bajo una ambientación incomparable, aprovechando de forma excelente la exuberante mitología nórdica. A pesar de la brutalidad y el enorme tamaño que presenta el juego, God of War: Ragnarok no tiene pantallas de carga en nuestros viajes a través de los reinos. Sony Santa Monica vuelve a utilizar el plano secuencial, aprovechando los instantes en los que Kratos abre una puerta, trepa, escala un muro o recorre una cornisa para realizar las transiciones y las cargas del escenario.

Por último pero no menos importante, el apartado sonoro del juego vuelve a dejarnos sin palabras. La banda sonora está construida por diferentes melodías que acompañan a la perfección la ambientación nórdica de la aventura, así como los momentos claves de acción o exploración que viviremos. God of War: Ragnarok incluye tanto temas más pausados y tranquilos en fases de exploración como otros verdaderamente épicos que logran aumentar el frenetismo de los combate. Además y al igual que en otros exclusivos de Sony, God of War viene perfectamente doblado a nuestro idioma, aunque quizá el cambio en la voz del protagonista pueda sorprender e impactar en un primer momento.

Conclusión

Santa Monica ha sabido cómo reconducir la saga desde su reinicio en 2018, le ha dado forma, nueva vida y futuro a una de las franquicias más importantes de PlayStation Studios. God of War: Ragnarok llega dispuesto a llevar más allá todos los límites de un videojuego, con una jugabilidad frenética y adictiva, una historia que te atrapa desde principio a fin, un mundo vivo con múltiples ecosistemas que confluyen en un sólo destino y un portento gráfico a la altura de muy pocos. 

En definitiva, tenemos ante nosotros una de las operas magnas de la industria, una celebración final para la trayectoria de lo que ha significado el dios de la guerra de Sony para todos y cada uno de nosotros. God of War: Ragnarok deja huella y un vacío enorme tras más de 60 horas de juego, se convierte en uno de los juegos más impactantes y completos de la última década. Experimenta la aventura y pronto descubrirás que no has disfrutado nada parecido nunca antes. 

 

God of War: Ragnarok

69.90 €
9.9

Historia

10.0/10

Jugabilidad

9.7/10

Gráficos

10.0/10

Sonido

10.0/10

Diversión / Duración

10.0/10

Pros

  • Una historia sublime con un desarrollo de personajes asombroso
  • Un sistema de combate más profundo y perfeccionado. Épicos enfrentamientos contra jefes finales
  • Nivel artístico y técnico brillante

Cons

  • Pocas opciones en la mejora de equipo y su personalización