Análisis | Mad Max

Análisis | Mad Max

17 septiembre 2015 2 Por Alejandro Altaber

Anunciado en el E3 2013 por Warner Bros y Avalanche Studios, fue uno de los títulos más olvidados de la feria californiana. Con el paso del tiempo la cosa no mejoró, e incluso las versiones de PlayStation 3 y Xbox 360 fueron finalmente canceladas por cuestiones de insufuciencia técnica. El miedo a un posible fiasco era cada vez más latente, sin embargo, tras esta noticia y el retraso de su lanzamiento hasta la fecha, Mad Max ha mejorado día tras día cambiando la opinión del público hasta convertirse en uno de los juegos tapados de 2015.

Ficha Técnica
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Título: Mad Max Estudio desarrollador: Avalanche Studios Distribuidor: Warner Bros Número de Jugadores: 1 Plataformas: PlayStation 4 Demo: No Disponible Fecha de salida: 4 de septiembre de 2015 Idioma: Español Género: Sandbox, Aventura, Acción

 

 

En Warner Bros son unos auténticos especialistas en aprovechar el tirón de las películas y sacar el máximo resultado sus franquicias. Tenemos el caso de las entregas de LEGO, la laureada saga Batman: Arkham o él para muchos sleeper de 2014 La Tierra Media: Sombras de Mordor. Ahora le llega el turno a Mad Max, totalmente cambiado tras la trilogía lanzada entre 1979 y 1985, que ha vuelto el presente año con aires renovados y más fuerza que nunca.

Como la destrucción y la locura son primordiales en una obra como Mad Max, el desarrollo no podría llevarlo a cabo nada más que Avalanche Studios. Los creadores de la saga Just Cause se han dividido para la creación de sus dos juegos para este 2015. En diciembre llegará la tercera entrega de Just Cause donde Rico Rodríguez volverá a sembrar el caos en una espectacular aventura de mundo abierto. Aun tratándose de títulos distintos, en ambos aparece el sello del estudio, donde la diversión y el espectáculo predominan por encima de otros factores.

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Historia

Contar una buena historia nunca ha sido el objetivo de Mad Max, y en este caso el videojuego tampoco es una excepción. El título comienza cuando Max es abandonado a su suerte después de que el despiadado tirano de Wasteland, Scrotus, y sus secuaces le roben su Interceptor. Max deberá construir una nueva y poderosa máquina bélica para intentar escapar de Wasteland, y solo lo podrá conseguir con la ayuda de su extraño aliado Chumbucket, que es un experto mecánico. Durante toda la aventura lo tenemos de compañero, ejerciendo de copiloto si Max se baja del coche a descargar adrenalina.

En el páramo reina el sálvese quien pueda. Metido en la piel de Mad Max, un héroe reacio a serlo, debes embarcarte en un viaje para recuperar el vehículo de guerra definitivo y escapar de la locura que te rodea. Solo en el Páramo, con gasolina robada para tu interceptor, depende de ti buscarte la vida y combatir a los letales maleantes que harán cualquier cosa para conseguir chatarra y preciados recursos.

Además del mecánico personal de Max, también nos toparemos con otros seres humanos, y para ello será esencial visitar aldeas y ciudades en las que establecer contratos y relaciones con las personas del lugar, pues si “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, estarán dispuestos a colaborar para derrocar a Scrotus, el villano de la aventura.

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Todo el argumento se cuenta con muchas cinemáticas, todas ellas cuidadas a la perfección exponiendo al máximo los valores de esta producción. Sin embargo, el trasfondo de la historia es casi inexistente y meramente anecdótico, y los personajes y villlanos están faltos de carisma siendo totalmente predecibles. Esto sumado hace que a la larga peque de repetitivo, y encima no estamos hablando de un juego corto, sino que fácilmente nos iremos hasta las 25 o 30 horas de duración. Por suerte, aunque no hayas visto ni la trilogía original y la película de este año, introducirse en el Páramo es muy sencillo, y no se siente nunca la sensación de estar perdido en el desierto.

Jugabilidad

Avalanche Studios nos propone un sandbox de la vieja escuela, repleto de contenido en cuanto misiones principales, secundarias, coleccionables y multitud de habilidades. En este sentido bebe mucho de sagas como Assassin’s Creed, Far Cry o la reciente grata sorpresa de La Tierra Media: Sombras de Mordor. Con Mad Max se siente una perpetua progresión en el juego, sintiendo con el paso de las horas la evolución y construcción del coche hasta lograr un arma letal.

La jugabilidad que propone Avalanche Studios es bien sencilla es sus dos vertientes, el combate cuerpo a cuerpo y la conducción. Las peleas están tomadas directamente y sin ocultarlo de la saga Batman Arkham, es decir, todo se limita a utilizar dos botones. Con el cuadrado atacamos y con triángulo contragolpeamos. Al menos tenemos que ir jugando entre ellos, pues parar el golpe del enemigo no conlleva devolver el ataque. También existe la posibilidad de emplear otras armas como la escopeta o pinchos, muy importantes para aprovechar las distintas ventajas del escenario. Según vamos avanzando y mejorando a Max obtenemos nuevos combos y movimientos para realizar ataques, golpes y ejecuciones de lo más violentos. A la larga y como ocurre en todo tipo de juegos y no solo en este, terminan por repetirse, pero el sistema de combate cuerpo a cuerpo es tan ágil, activo y dinámico que no llega a aburrir.

La conducción no se aleja en exceso de las mecánicas empleadas en las peleas. Su manejo es muy arcade, fácil para todo tipo de públicos y con buenas físicas que se hacen notar por el terreno irregular que está presente en todo El Páramo. Chumbucket nos irá introduciendo cacharros poco a poco, y uno de los primeros es el turbo, útil para alcanzar lugares con saltos lejanos o destrozar vehículos de enemigos a máxima velocidad. El mismo cometido tiene las embestidas laterales, eficaces para evitar que puedan colisionar con nuestro coche por delante o detrás, las dos partes más débiles.

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El Páramo, está dividido en varias zonas controladas de Scrotus, cada una de ellas variará parte del escenario desértico (árido, rocoso…) y tendrán un medidor de amenaza que indicará el potencial enemigo, pues si el nivel es alto y nuestro vehículo no está mejorado con las piezas que encontramos por el mapa o saqueamos duraremos un suspiro nada más ser localizados.

Conducir en sí no tiene demasiada gracia, pues sería ir solo de un punto a otro. La grandeza de este Mad Max llega con los combates motorizados, con coches hasta los topes de armas y defensas. Cuando vamos a atacar a un adversario cercano, la acción se ralentiza para manejar con precisión la escopeta, el arpón o los explosivos truenoarpones. Cualquiera de los elementos tiene su función predominante, y a base de prueba y error encontraremos el arma idónea para cada situación. Tal y como avanzamos en la historia, el propio Max como su coche van obteniendo habilidades indispensables para acercarse a las zonas más peligrosas del mapa, e intentar llegar a hasta Ciudad de la gasolina, donde se encuentra el Interceptor.

¿Y cómo lo hacemos? En el camino de Max se cruzan multitud de campamentos y fortalezas donde tras acabar con todo rastro de hostiles, hay que recoger mucha chatarra, la moneda del juego. Además, cuando estas fortalezas las dominamos, cada cierto tiempo nos recompensa gradualmente con un número de chatarra. Con esta «moneda» se pueden mejorar las distintas partes del coche, como el parachoques, el blindaje, el motor, los neumáticos, la suspensión, el turbo, las armas, etcétera. Lo mismo ocurre con la apariencia y equipo de Max, como por ejemplo, chaquetas o guantes que elevan la resistencia al daño y elevan el poder de ataque.

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Pero aquí no acaba todo, sino que existen una serie de habilidades o características que mejoramos mediante puntos de leyenda. Para ello hay que cumplir diversos desafíos que la gran mayoría de las ocasiones van saltando tal y como vamos avanzando. Eso sí, siempre hay alguno más rebuscado que cuesta de completar. Enumerarlos sería desmedido, y lo dejamos con que existen un elevado número de desafíos posibles. Existe un grupo de jugadores que en los sandbox dejan de lado las misiones secundarias para centrarse solamente en la historia principal. Eso, en el caso de Mad Max, es una tarea imposible. No se puede avanzar porque es estrictamente necesario mejorar el coche y a Max. Para afrontar la aventura con garantías se recomienda realizar un buen puñado de misiones secundarias para recoger la máxima chatarra e ir construyendo el Magnum Opus.

Repasando toda su jugabilidad, las fortalezas y campamentos son los lugares donde se desata la locura en Mad Max. Entran en juego una variedad de estilos de juego hasta llegar a destruirlos. En primer lugar hay que encontrar una reta para asaltar la base, planificando una mínima estrategia, eliminando a francotiradores u observando con los prismáticos. Una vez realizado este paso, toca desatar la furia de los puños de Max para abrirse paso hasta los depósitos de combustible. Como sabéis, Mad Max está ambientando en un mundo postapocalíptico donde escasea el agua, alimentos y gasolina. No se propone ser un simulador de supervivencia, sino que hay los recursos suficientes repartidos por el mapa para no tener que pasar demasiados apuros, aunque si gestionarlos. Para recuperar la salud hay que beber de la cantimplora o encontrar latas de comida, pero no hace falta controlar el nivel de deshidratación de Max.

Cuando tenemos todo el mapa de Mad Max a nuestra disposición, sentimos que hay cantidad de cosas para hacer además de lo comentado. Pero lo cierto es que todo termina siendo algo monótono, lo habitual en todos los sandbox pero que al menos se ve equilibrado con una soberbia historia. En Mad Max eso tampoco ocurre, las misiones principales y la historia deberían ser más importantes y estar a la altura de la franquicia. Aun así, estamos ante un título notable, que quizás pierda relevancia en estas fechas pero que seguramente con al paso de los años sea una de las joyas del catálogo de la consola.

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Gráficos y Sonido

Para que nos vamos a engañar, el apartado gráfico de Mad Max ha sido uno de los elementos que más ha sorprendido. No es ningún portento visual, pero cuenta con detalles que jamás hemos contemplado en otro título. Sobre todo destaca muy positivamente su magnífica ambientación. Ese entorno postapocalíptico que propone El Páramo es alucinante, apoyándose en un trabajo bestial en el aspecto artístico. En gran parte es gracias a la elección de la paleta de colores para todos los entornos de Mad Max, tanto de día como de noche, extremadamente incomparable a lo que solemos ver de Avalanche Studios con Just Cause.

Todos los pequeños detalles que aparecen en la película han sido introducidos en Mad Max. La arena, dunas, cuevas, caminos perdidos, acantilados, aldeas y todos los elementos habituales de la franquicia están presentes en el videojuego. Hay muchos detalles gráfico que marcan la diferencia en Mad Max. Tenemos un increíble sistema de iluminación y unos efectos de partículas geniales, haciendo hincapié en las asombrosas explosiones y la recreación del fuego y humo. Las marcas en la arena por las pisadas de Max y el paso de su vehículo son simplemente espectaculares, quedando siempre el rastro en el camino. Las tormentas de arena son otro de sus máximos exponentes, aparecer en cualquier momento y pueden llegar a ser mortíferas si nos impacta algún objeto que haya salido volando. Si os habéis quedado alucinados con el nivel que presentan las de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, las de Mad Max se encuentran a un nivel muy superior.

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Si deseáis conducir hasta que el coche aguante, podéis hacerlo, es posible. Avalanche Studios ha creado un mapa cuyos límites pueden superarse. Se puede avanzar sin ningún problema pues el propio juego va creando nuevos escenarios (eso sí, más simples y desiertos) que son explorables hasta que nos quedemos sin gasolina, o por el contrario, seamos destrozados por una tormenta de arena como nos ha ocurrido en nuestro caso

La distancia de dibujado es brutal y no hay fallos de popping ni bugs llamativos como en otros juegos del género. Esto es un matiz que tanto le pedíamos a la nueva generación de consolas, mejora en el aspecto audiovisual pero también aprovechar la contundencia de las consolas para eliminar fallos clamorosos del pasado. Lo que ganamos en su apartado artístico lo perdemos en el diseño de personajes y enemigos siendo demasiado genérico. Se quedan muy lejos del nivel alcanzado, y hacen que las animaciones también pierdan en calidad. Mad Max funciona a 1080p y 30 fps en PlayStation 4 y Xbox One, con una tasa más o menos estable a lo largo de la aventura, aunque en ocasiones hay ciertas caídas momentáneas.

Nos ha llamado mucho la atención que siendo un título de Warner Bros, Mad Max solo cuenta con subtítulos en castellano y voces en inglés, sin introducir el doblaje al español como es habitual en todos y cada uno de sus lanzamientos. Quizás la apuesta de la compañía no ha sido igual de fuerte que por otros juegos en este sentido, sumándose a que la jugabilidad, destrucción y locura predominan sobre la narrativa

La banda sonora cumple de una manera correcta sin grandes alardes, aunque en las escenas de más acción si aparecen temas acordes a los momentos importantes de la historia. Los efectos de sonido son realmente contundentes, en especial durante el modo furia. Son mucho más protagonistas en Mad Max debido a la importancia de los rugidos de los coches, la contundencia de las continúas explosiones, los disparos con armas de fuego o los poderosos puñetazos de Max en su sistema de combate cuerpo a cuerpo.

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Conclusión

En resumidas cuentas, nos ha gustado mucho Mad Max, recordando el buen papel que hizo Sombras de Mordor hace cerca de un año, como siempre salvando las distancias. A esta producción de Avalanche Studios le ha faltado un rasgo diferenciador como fue el Sistema Némesis en el título anteriormente nombrado. Eso no quita que su ambientación sea única e irrepetible, convirtiéndose en uno de los juegos de mundo abierto más contundente en su apartado audiovisual. La variedad de géneros entre el combate y la conducción le sienta de fábula. A su vez, está repleto de contenido para estar enganchado a la consola durante varias decenas de horas.

Warne Bros y Avalanche Studios lo tenían todo para arriesgar un poco más y apurar al máximo las posibilidades que aporta el mundo de Mad Max, sin embargo, nos cuenta historia olvidable y peca de repetitivo. A la larga, es un juego de mundo abierto convencional pero con explosiones, puñetazos y combates a cuatro ruedas. Que no te paren algunos defectos, es cierto que se podría haber llegado a cotas más altas pero cómpralo sin miedo. Es probable que Metal Gear Solid V: The Phantom Pain tape su difusión y se vea afectado en cuanto a número de ventas, pero es un título de garantías que será recordado con el paso de los años como joya oculta dentro del catálogo de PlayStation 4.

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Mad Max

59,95€
8.3

Historia

7.5/10

Jugabilidad

8.5/10

Graficos

8.5/10

Sonido

8.0/10

Duracion y Diversión

9.0/10

Pros

  • La recreación de El Páramo, una delicia visual. Tormentas de arena next-gen.
  • Su variedad y cantidad de contenidos ofrecen más de 30 horas de juego
  • Sensación de progresión y avance mejorando a Max y su coche
  • Perfecta mezcla de géneros entre combate cuerpo a cuerpo y conducción
  • Divierte, que es lo más importante en un videojuego

Cons

  • Como marca Warner, que no llegue doblado al español
  • Termina por volverse repetitivo
  • La historia no gana en calidad hasta el tramo final
  • Le falta un elemento clave para convertirse en un sandbox sobresaliente