Análisis | Sifu

Nadie dijo que el camino del Kung-fu fuese un camino de rosas

Es difícil a día de hoy encontrar mecánicas y fórmulas que sean tanto originales como efectivas, y que logren enganchar a un buen número de gente, muchas veces son los juegos Indies los que se encargan de intentar cosas más arriesgadas que quizá las empresas más grandes no hacen por miedo a perder ingentes cantidades de dinero y tiempo si resulta que su juego no goza del éxito previsto.

Sifu es el ejemplo perfecto de como se puede hacer un juego sin un gran presupuesto, pero que consiga ser muy vistoso y con una mecánica jugable, que aunque obviamente no vaya a ser gusto de todo el mundo, es suficientemente original y está trabajada de forma magnífica para que reformule las bases de un género que nunca ha sabido terminar de encontrar su lugar en las tres dimensiones, el «yo contra el barrio».

Entrecomillo el género porque Sifu bebe de muchas experiencias, tanto jugables como cinematográficas. Estas segundas están claras, el cine de artes marciales asiático es la principal influencia narrativa y estética del juego, así como la base de la jugabilidad, y eso que estamos realmente ante un título desarrollado por Sloclap, una compañía francesa, pero se nota su amor por este género en cada milímetro de la aventura.

Sifu cuenta la historia de un joven estudiante de Kung- fu que ha dedicado su vida a entrenar para vengarse del misterioso escuadrón de asesinos que mató brutalmente a toda su familia.

Captura a los criminales uno a uno mientras exploras los suburbios dominados por las bandas y los recovecos ocultos de la ciudad, siguiendo un rastro que te llevará a los fríos pasillos de altos edificios corporativos. Nuestro objetivo serán la banda formada por 5 personas que participaron en el asesinato, protagonizando cada uno de ellos una de las cinco fases del juego.

Estas fases se juegan por orden y presentan multitud de ambientaciones, empezamos por un barrio pobre donde se fabrica una misteriosa droga, pasaremos por un club, un museo etc. Esta estructura recuerda a uno de los mayores referentes del género, el Beat ‘em up. Cinco fases pueden ser cortas, y seguramente estéis leyendo noticias de gente que se lo ha terminado en 40 minutos sin morir, pero no os engañéis, estamos ante un juego muy exigente y que requiere un trabajo de memorización y perfeccionamiento digno de los exponentes del género en los años 90.

Nuestro personaje empieza la primera fase del juego (pasado un prólogo que funciona a modo de tutorial) con 20 años de edad, esto puede parecer una tontería en cualquier otro juego, pero en Sifu, la edad es la mecánica sobre la que gira todo su componente de repetición y que nos obligará a mejorar y dominar cada una de las fases y bosses del juego.

Una vez entrados en la fase controlaremos a nuestro personaje, que puede ser chico o chica, a nuestra elección en entornos completamente en 3D. Como en todo buen Beat ‘em up, empezaremos a enfrentarnos a todo tipo de enemigos, pandilleros, gente armada con armas blancas, enemigos de gran tamaño que nos podrán coger y lanzarnos por los aires y todo tipo de enemigos.

Los controles serán sencillos, tendremos dos botones para realizar dos tipos de golpe, que dependen del movimiento del stick, podremos recoger elementos del escenario como barras, botellas que harán más daño y tendremos un botón de bloqueo que también dependerá del stick para bloquear golpes bajos o altos. Pero la táctica de solo bloquear no nos servirá, tanto nosotros como los enemigos, tendremos una barra de estabilidad que si la perdemos nos dejará aturdidos unos segundos, que creednos que nos pueden costar partidas enteras, por lo que parte de la gracia será atacar rápido, saber cuando defender y dominar el contraataque, una técnica vital que además desestabiliza mucho a los enemigos y nos permitirá realizar un remate, que además ser espectaculares, nos recuperarán una pequeña porción de la salud.

Mención a parte a los jefes, que además de contar con varias fases, serán muchísimo más letales que los «masillas». Cualquier fallo por nuestra parte puede ser letal, costándonos la vida. ¿Pero qué pasa si morimos, ya sea en estos jefes o en cualquier momento?. No todo estará perdido, de hecho reviviremos, pero envejeceremos a su mismo tiempo, primero un año luego dos seguidos, tres y así en aumento, pudiendo llegar a un máximo de 70 años.

Este envejecimiento no solo cambiará la apariencia de nuestro personaje si no que mejorará su daño a costa de tener cada vez menos vida, hasta aquí puede ser todo normal, pero es donde empieza la gracia del juego. Cuando terminemos una fase, comenzaremos la siguiente con la edad en la que hayamos acabado la anterior. Por poner un ejemplo, si terminamos la primera fase con 60 años, porque no se nos ha dado muy bien, empezaremos la segunda con 60 también, por lo que será prácticamente imposible completarla, así sucesivamente en las cinco fases.

Aquí es donde entra el componente de rejugabilidad, ya que lo que deberemos hacer, además de ir aprendiendo la disposición de enemigos, como contrarrestar sus ataques o mejorar nuestras habilidades (temporalmente o para todas las runs si pagamos su precio cinco veces), deberemos intentar acabarlas intentando morir el menor número de veces posible. Por suerte en cualquier momento podremos repetir cualquier fase para mejorar nuestra marca, y si , volviendo al ejemplo, repetimos la primera fase, con sus atajos desbloqueados y logramos terminarla con solo 21 años, podremos empezar la segunda con 21, teniendo mucho más margen para avanzar.

Esta es la principal mecánica de Sifu, el repetir las fases constantemente para mejorar nuestras habilidades, pero no solo con el aprendizaje de nuevas técnicas, si no con nuestras habilidades como jugador. Cada vez dominaremos mejor al personaje, esquivaremos mejor, haremos mejores «parrys» y moriremos menos, una sensación muy gratificante, aunque para algún jugador puede resultar frustrante si busca una experiencia más sencilla o directa, o simplemente machacar botones, para ellos, este no es su juego.

Gráficamente es un juego que sin hacer alardes técnicos destaca por su elección artística, una mezcla de personajes con un filtro pintado a mano o Cell Shading , con modelos muy angulosos que parecen salidos de un cómic. Los escenarios destacan por su variedad de estilos, hay fases bellísimas y que nos dejarán con la boca abierta. Pero lo mejor del juego sin duda son sus animaciones, en todo momento nos sentiremos viviendo una película de artes marciales, incluso reconociendo guiños a grandes exponentes de este género cinematográfico. Por otra parte, la versión de Playstation 5, la que hemos podido probar, funciona perfectamente a 60 fotogramas por segundo y cuenta con bastante uso de la vibración háptica para enfatizar momentos de lluvia o el choque de los golpes, por poner un par de ejemplos.

La banda sonora acompaña, a veces con ritmos electrónicos, otras con toques más orientales, pero todos los temas casan bastante bien con sus respectivos niveles o momentos. Los sonidos de los golpes están muy logrados y todo ayuda a que nos sumerjamos en el mundo del juego, contando por el momento con doblaje en inglés y textos localizados al castellano.

Sifu es un juego que requiere paciencia, concentración y mucha, mucha práctica, como cualquier arte marcial real. Deberemos masterizar cada uno de los niveles para poder completar el juego, y aun así es posible que os enganche para mejorar cada vez más y más nuestra forma de jugar, recorriendo el mismo camino que recorrerá nuestro protagonista, porque para enfrentarse a un maestro de Kung-fu, tenemos que convertirnos en uno nosotros también, así que toca calentar, porque esos cinco villanos no se derrotan solos.

Como anexo, recordar que el título llegará en formato físico de manos de Meridiem Games el próximo día 3 de mayo de 2022 tanto para Playstation 4 como Playstation 5.

Sifu

39,99€

8

Historia

7.5/10

Jugabilidad

8.5/10

Gráficos

8.0/10

Sonido

7.9/10

Diversión

8.3/10

Pros

• Sentirse como dentro de una película de artes marciales.
• La sensación de superación.

Cons

• Algún fallo de cámara puntual.
• Depende el tipo de jugador, puede frustrar, pero es algo subjetivo.