Análisis | Wolfenstein: Youngblood

Análisis | Wolfenstein: Youngblood

2 agosto 2019 0 Por Alejandro Altaber

La colaboración entre MachineGames y Arkane Studios nos deja una solvente aventura cooperativa gracias a sus fantásticas bases jugables que desentona en su intento de introducir nuevas características que no llegan a funcionar como se esperaba.

Ficha Técnica

  • Título: Wolfenstein: Youngblood
  • Desarrollador: MachineGames / Arkane Studios
  • Distribuidor: Bethesda
  • Número de Jugadores: 1-2
  • Plataformas: PlayStation 4, Xbox One, Switch y PC
  • PEGI: +18
  • Fecha de salida: 26 de julio de 2019
  • Idioma: Voces y textos en español
  • Género: Acción

Desde su reinicio allá por 2014, la franquicia Wolfenstein únicamente nos ha dado grandes alegrías con excelentes shooters de acción en primera persona que no han dejado de evolucionar en las tres entregas que se habían lanzado al mercado hasta la fecha.

Wolfenstein: The New Order fue el comienzo de una programada trilogía que continuó con Wolfenstein: The Old Blood, una especie de expansión que sirvió como breve píldora para seguir anclado a la saga para un año más tarde sorprendernos de nuevo con el segundo episodio principal, Wolfenstein: The New Colossus, que explotaba y mejoraba exponencialmente la faceta jugable y argumental. Sabemos que el desarrollo de Wolfenstein III (se conoce su existencia pero no se ha presentado de manera oficial) avanza satisfatoriamente, no obstante, MachineGames ha querido seguir explotando la serie con un par de nuevas entregas en una colaboración junto a los creadores de la saga Dishonored, Arkane Studios.

Los dos estudios son especialistas en ampliar sus proyectos a base de trabajados contenidos descargables, o más bien expansiones teniendo en cuenta la enorme cantidad de contenido que suelen introducir respecto a la propuesta original. Por ello, en este caso, han separado las ideas que tenían para hacer crecer la saga Wolfenstein en dos títulos completamente independientes pese a que compartan contexto histórico.

Ambos juegos están ambientados en la ciudad de París y ambos cuentan con elementos y peculiaridades innovadores en la franquicia. El primero de ellos, Wolfenstein: Cyberpilot, apuesta directamente por la realidad virtual en una aventura disponible en PlayStation VR, Oculus Rift y HTC Vive localizado en la capital francesa manejando al mejor hacker de la ciudad para ayudar a la resistencia francesa del asalto nazi y su poderosa maquinaria.

A pesar de la importancia de probar suerte en la realidad virtual, el juego de mayor importancia que se puso a la venta el pasado 26 de julio es sin lugar a dudas Wolfenstein: Youngblood, una propuesta más abierta de lo habitual que arriesga con el componente cooperativo en una nueva historia protagonizada por Jess y Soph, las hijas gemelas de B. J. Blazkowicz. Tras unirse a la resistencia y prender la llama de la Segunda Revolución Americana, la historia de la serie ha llegado hasta los años 80, concretamente en la ciudad de París, último lugar donde nuestro querido protagonista fue localizado antes de desaparecer.

Por ello, las únicas personas capaces de sobrevivir al ejército nazi y encontrarle son sus hijas gemelas, equipadas con el mejor arsenal de armas haciendo uso de sus increíbles habilidades conjuntas. Ambas lanzarán una ofensiva en pareja ante la tiranía nazi para liberar la capital francesa y hallar con vida a su padre, tanto en solitario acompañado por la I.A como junto a un amigo como segundo jugador.

No sabemos hasta qué punto se han repartido las tareas MachineGames y Arkane Studios, pero si podemos estar seguros de que el gunplay corre a cargo del estudio principal mientras que el innovador sistema rolero, diseño de escenarios abiertos y progresión ha sido el toque de los creadores de Dishonored. Probablemente cuando se sentaron a plantear la estructura principal de Wolfenstein: Youngblood todo sonaba de maravilla, sin embargo el resultado no ha sido del todo convicente en ciertos aspectos.

Wolfenstein: Youngblood continua siendo una experiencia tremendamente disfrutable cuando toca disparar y matar todos los nazis que se ponen por delante, y es todavía más entretenido con un compañero a nuestro lado con el que montar estrategias y compenetrarte para hacer frente a los enemigos más peligrosos. Como es habitual, el título cuenta con numerosos niveles de dificultad y al igual que en anteriores entregas, lo más recomendable es afrontar la primera partida en modo difícil para al menos sentir un reto considerable que nos obligue a emplear todas las mecánicas y se premie la cooperación. Todo esto funciona a la perfección cuando jugamos con un compañero real a nuestro lado, pues si la otra hermana  Blazkowicz es manejada por la Inteligencia Artificial prácticamente se limita a imitar nuestros movimientos. Eso sí, cumple de manera notable tanto en ataque como en defensa cuando estamos cortos de salud y ayuda a recuperarnos.

Más allá de la conocida estructura jugable y sistema de control, la principal novedad en este aspecto es la introducción de un componente rolero, basado en la ganancia de experiencia y subida de niveles que otorgan puntos de habilidad para desbloquear mejoras, nuevas técnicas y potenciadores dentro de un completo árbol de talentos formado por habilidades activas y pasivas. En un principio éramos un tanto escépticos por cómo le sentaría este sistema a una propuesta tan definida como Wolfenstein, pero al complementarse con un mapeado abierto que permite cumplir las misiones en el orden que deseemos, nunca nos sentimos en superioridad o inferioridad antes los soldados nazis pues van elevando su nivel al mismo tiempo que las gemelas.

En cuanto a la variedad de enemigos, casi todos son ya viejos conocidos de la saga. Aunque se han añadido algunas máquinas evolucionadas tecnológicamente por el paso de más de dos décadas desde Wolfenstein: The New Colossus, se han reciclado bastantes de ellos con la simple diferencia de que ahora tienen una barra de salud y nivel sobre sus cabezas. Por ello, sobre todo los más imponentes en tamaño, se convierten en auténticas esponjas de balas que absorben cargadores y cargadores de munición pesada.

También se han implementado algunos cambios en la progresión en relación a la obtención de habilidades y progreso de las protagonistas. Por ejemplo, en Wolfenstein: Youngblood no encontraremos  las mejoras de salud en determinados momentos de la aventura, si no que gastaremos los puntos obtenidos en aumentar capacidad máxima de armadura o la posibilidad de llevar un arma en cada mano. Igualmente, existen movimientos que nos permitirán avanzar por ciertos recovecos del escenario, por lo que según nuestras decisiones tendremos un abanico menor o mayor de opciones para crear la estrategia de batalla.

En ese sentido es donde entra Arkane Studios, estudio francés mundialmente conocido por la saga Dishonored y su excelente diseño de niveles. Distinas formas de abordar un escenario en combate, multitud de formas de aprovecharlos, backtracking para encontrar coleccionables tras aprender nuevos movimientos o libertad para escoger el orden de las misiones por el amplio mapeado de París. Aquí la mano del estudio parisino no falla y nos ofrece un diseño de mapeado y escenarios sobresaliente.

Hasta aquí todo lo comentado no hace más que dotar a la franquicia de nuevos elementos que mejoran la fórmula original, no obstante, el diseño de misiones es bastante irregular. Existen las misiones clásicas características de la linealidad de cualquier Wolfenstein, pero otras nos obligan a llevar a cabo largas caminatas desde un punto a otro del mapa a lo que se debe sumar el casi inexistente sistema de puntos de control. Las hermanas comparten un número de vidas limitadas, y si terminamos cayendo ante los nazis, toca repetir todo el progreso desde el principio. La verdad es que desde el comienzo cuesta entender el diseño del mapa y sus misiones, muchas de ellas secundarias que alargan la vida del juego.

Los propios creadores admiten quela estructura abierta y el aspecto cooperativo han hecho más difícil la elaboración de la narrativa, punto fuerte de los predecesores. Asimismo, admitieron sentir un punto de vértigo por el recibimiento por parte de los fans. Declaraciones con conocimiento de causa pues la historia y argumento está varios peldaños por debajo del nivel de los predecesores. Wolfenstein: Youngblood no aporta casi nada a la trama narrada en anteriores juegos y lo deja todo abierto para el tercer capítulo principal. Es evidente el esfuerzo por parte de MachineGames y Arkane Studios por dotar a las gemelas de una interesante personalidad con una buena cantidad de cinemáticas y diálogos con NPC’s, sin embargo, el trabajo cae en saco roto pues la narrativa no aporta sucesos relevantes a la narrativa principal.

Si la labor artística de MachineGames en toda la saga Wolfenstein ha sido encomiable, la suma del enorme talento de Arkane Studios deja un resultado sobresaliente. Eso sí,  se ha trabajado de forma paralela en dos proyectos distintos que emplean la misma ambientación de la ciudad de París en los años 80 y quizás el presupuesto destinado a cada producción no alcanza las cifras designadas a cualquier otra entrega de la saga Wolfenstein o Dishonored. Se nota en el acabado general de la aventura en una mayor falta de variedad en ciertos diseños, ambientes y materiales.

Esa ínfima queja no ensombrece el magnífico diseño de los escenarios, espectaculares tanto en exteriores como en interiores y una increíble complejidad de entresijos en los distintos entornos. Todo ello a 60 imágenes por segundo completamente estables en PlayStation 4 Pro con la opción de priorizar la resolución o el framerate gracias al genial funcionamiento y potencial del motor gráfico id Tech 6 de la compañía.  En resumen, gráficamente es una presentación similar a Wolfenstein: The New Colossus, ya que el verdadero salto técnico llegará con Wolfenstein III, que quizás incluso esté planeado para la próxima generación de consolas. Asimismo, como sello Bethesda, Wolfenstein: Youngblood cuenta con un trabajado doblaje al español, con altibajos según escuchemos a los protagonistas o personajes meramente secundarios.

Era una apuesta arriesgada por la multitud de cambios introducidos, pero Wolfenstein: Youngblood ha resultado ser una entrega muy disfrutable pese a algunos defectos que habría que pulir si deciden continuar por este camino. El diseño de misiones y la narrativa naufragan por el mundo abierto que ha planteado Arkane Studios en la colaboración con MachineGames, sin embargo, el toque RPG con sistema de progresión, niveles y el componente cooperativo con las gemelas Blazkowicz se desenvuelven de maravilla en la versión ochentera de la ciudad de París plagada de nazis. Wolfenstein: Youngblood se ya está disponible para PlayStation 4, Xbox One, Switch y PC.  Prepárate para forjar el caos con las ‘Gemelas Terror’, las temidas hijas del inquebrantable B. J. Blazkowicz ya sea en solitario acompañado de la I.A o con el apoyo de un compañero en el cooperativo online.

Wolfenstein:Youngblood

39,99€
7.8

Historia

7.0/10

Jugabilidad

8.5/10

Gráficos

8.0/10

Sonido

8.0/10

Diversión / Duración

7.5/10

Pros

  • El gunplay sigue siendo una auténtica delicia
  • Cooperativo increiblemente divertido
  • Toque Arkane en el diseño de niveles abiertos
  • Agradecida progresión y árbol de habilidades...

Cons

  • ... que todavía se le puede sacar mucho más partido
  • Irregular diseño de misiones y estructura
  • Notorio bajón en la historia y argumento