Especial | La magia de los videojuegos y su capacidad de reflexión

Especial | La magia de los videojuegos y su capacidad de reflexión

2 agosto 2021 0 Por Pablo Valdés

«El corazón puede ser débil, pero algunas veces es todo lo que necesitamos»

A veces nos sentimos algo decepcionados con nosotros mismos e incluso sin rumbo. No sabemos qué hacer o a dónde ir, por lo que al final acabamos perdidos en nuestros pensamientos. Encontrar el camino que merecemos, o  por llamarlo de otra manera, el que creemos que mejor nos va a venir, no es fácil de localizar, por lo que la opción más acertada siempre será la de anticiparse y pensar las cosas con tranquilidad, calma y paciencia… mucha paciencia, pero sobre hay que tirar de ganas, fuerzas y corazón. Y como bien menciono en forma de subtítulo, al igual que Sora en la primera entrega de la saga Kingdom Hearts, «El corazón puede ser débil, pero algunas veces es todo lo que necesitamos».

Muchos os preguntaréis ¿Y a qué viene este texto? ¿Dónde están los videojuegos? Y yo os diré que esperéis, que todavía es pronto para hablar de ellos ya que tengo que introducir de una manera coherente este texto, que al igual que muchos de nuestros pensamientos no tienen un destino prefijado. No obstante, siendo totalmente sincero con vosotros, los lectores de este texto, sí que hay una cierta intención premeditada de entablar la escritura de estas líneas, y todo esto proviene de un hilo de 5 o 6 tweets que publiqué en Twitter hace apenas unos días, y que a continuación pasaré a comentar de la mejor manera que un servidor pueda.

En esa cadena de mensajes públicos que me dio por escribir de forma totalmente repentina (Esta vez si que fue totalmente sin pensarlo) comenté lo que opino sobre mis textos, cómo los escribo, y si de verdad sirven para algo, tanto para el propio emisor de esas palabras como para el receptor que decide dar un voto de confianza al escritor para no degollarlo tras ver que las  opiniones de ambos difieren. Lo siento si suena algo polémico, pero todos sabemos cómo funcionan las cosas con el periodismo y los videojuegos… y si a este dúo le añadimos la red social Twitter, nos queda una trinidad más traumática que la de los últimos Tomb Raider.

Me podría tirar todo el día pensando diferentes vertientes de las que hablar sobre videojuegos, que si no sirven para nada, que si solo tienen efectos negativos como muchos dicen… Pero como a mí el mal rollito no me va, voy a intentar sacar un poco de luz sobre el tema, porque al igual que nosotros queremos echar una mano a todos estos títulos que disfrutamos todos los días, los videojuegos solo buscan el entretenimiento, la diversión, fomentar las conexiones entre jugadores… Es decir, nos sirven para evadirnos de la realidad y poder trasladarnos a mundos que preferiríamos salvar antes que al nuestro propio ya que hemos perdido la esperanza casi en nosotros mismos. Consiguen que evolucionemos, mejoremos en diversas disciplinas… nos pueden hacer mejores personas incluso. Parece mentira, pero son una protección, un refugio, una garantía de seguridad o una redención. Aportan más de lo que algunos pueden ver.

En mi caso, los videojuegos son eso y más. En el ámbito personal y profesional, el poder escribir en un medio de comunicación especializado en videojuegos me permite explayarme sin miedo a que se me echen encima. Y si quieren venir a por mí, que vengan; que les estaré esperando. Con esto me refiero a que puedo escribir lo que quiera con cierta seguridad y confianza en mí mismo, algo de lo que carezco en gran medida en otras circunstancias. Los videojuegos han conseguido que merezca la pena y que creer en uno mismo sea un factor clave de la ecuación. Aunque esa incertidumbre siempre está a mi alrededor. Puedo dar mi punto de vista justo cómo yo quiero, y siempre desde el respeto y con la máxima coherencia y cohesión que mis conocimientos me permiten.

En esa sucesión de tweets comentaba que el escribir es difícil cuando no tiene ganas o las ideas claras. Pero él saber que algunas personas han dedicado parte de su tiempo a leer lo que he escrito solo consigue que esa ilusión no se agote, y muchas veces he estado a punto de poner punto y final a esta aventura, por mucho que me pese. Escribir sobre videojuegos mola bastante, así lo creo yo porque es una materia de la que creo que entiendo y que siempre me ha fascinado, por lo que el trabajo se hace mucho más sencillo y ameno.

Escribir sobre ellos consigue que mis habilidades de escritura mejoren, y si a esto le añado que pocos títulos consiguen meterme de lleno en su mundo y captar toda mi atención, (más que nada porque no me da la vida para jugar tanto como me gustaría) consiguiendo así redactar unos textos con los que de verdad sí que esté totalmente conforme con el trabajo de documentación, redacción, maquetación y revisión que he llevado a cabo, hace que me de cuenta de que ha merecido la pena y que no debería echarme a un lado en esta faceta.

Para los que no hallais leído mis últimos textos, el videojuego que ha conseguido que esa ilusión no se desvanezca, no es otro que Scarlet Nexus (Era obvio, lo siento), pero supongo que vosotros también habéis encontrado alguna vez una obra que os sirva como punto de partida hacia tiempos mejores y a la que volvéis en infinidad de ocasiones aunque hayan pasado años, solo porque no os da nada más que vibras positivas y tiene algo que consigue que reflexionéis para bien. Dudo que no estéis de acuerdo conmigo cuando digo que esa es una de las capacidades mágicas de los videojuegos.

Y esto es todo por mi parte. Los títulos no son proveedores de actos violentos, vandálicos, despiadados, crueles y lamentables como algunos quieren denominarlos en su totalidad. Son mucho más que eso. Son una forma de unión, de entretenimiento, de conexión, de diversión, de reivindicación, de cultura… Pero para muchos como yo, son un flotador al que agarrarse cuando estamos a punto de hundirnos en las más oscuras profundidades de nuestros pensamientos, es decir: Una salvación.